La Psicología
como ciencia comparte con numerosas disciplinas el estudio del comportamiento
humano, así la Criminología, la Psiquiatría,
la Antropología, el Derecho, la Sociología, la Medicina forense, etc. coinciden
en su objeto de análisis de la conducta criminal, pero lo hacen desde
perspectivas radicalmente diferentes, lo
que genera en consecuencia métodos y técnicas de estudio diferentes.
La Psicología
Criminológica ocupa un papel importante en el estudio del hecho criminal, en su
prevención y control. En su desarrollo histórico la Psicología aplicada a la
Criminología ha evolucionado en paralelo a la propia ciencia criminológica, siendo
dominada por un enfoque biológico-diferencialista de tipo darwinista en sus
orígenes, para más tarde adoptar una postura mentalista, y ya en el siglo XX,
ser primero radicalmente conductista y posteriormente asumir los postulados
cognitivo-conductuales, dominantes en la actualidad, dentro de un marco
integrador.
Para Vicente
Garrido Genovés la psicología
criminológica pretende comprender el crimen, sus causas y a sus autores, y dar
herramientas para su prevención. Su actuación se realiza en el mundo forense
(prisiones, policía, tribunales) y en la propia comunidad, cuando trata de
prevenir la delincuencia o elaborar intervenciones en instituciones de la
sociedad. Su vinculación con la psicología clínica, comunitaria y social es
estrecha, pero ello no es obstáculo para que obtenga su singularidad de la
gravedad y extensión del problema al que se enfrenta, y de los métodos que ha
ido perfilando en esa tarea.
La Psicología criminológica
se sitúa dentro de la Psicología jurídica como rama de la Psicología y abarca
distintas áreas: criminalidad, tratamiento de delincuentes, investigaci6n
criminal, victimizaci6n delictiva, etc.
La vertiente
de la criminología crítica, se cuestiona el papel y la existencia de una
psicología criminal pues considera que se sigue una tendencia positivista que centra
el problema del delito en el autor, en sus condiciones psíquicas, pasando a ser
el delincuente un enemigo del orden social.
Miguel Ángel Soria Verde precisa que relaci6n de la Criminología
con la Psicología ha sido muy crítica, se ha tildado incluso de irrelevante y
marginal en sus conclusiones relativas a la
puesta en marcha de políticas
sociales (Parker y Giller, 1981). Es más, la Psicología clínica ha sido
criticada por su colaboraci6n con el sistema legal y su ausencia de análisis
del proceso global en que se halla sumergido el autor de un delito. Otra de las
grandes críticas formuladas a la Psicología ha sido su aproximaci6n
de laboratorio al estudio de la criminalidad y, en consecuencia, su
relativo desprecio por los aspectos ambientales del medio abierto, difícilmente
reproducibles en una situaci6n experimental.
La labor del
psicólogo criminológico, es un trabajo clínico y de diagnóstico en el que se
emite una valoración profesional del estado mental de las personas involucradas
en el proceso judicial pertinente. Mediante el informe pericial, el psicólogo ajeno
a la contienda procesal por carecer de interés directo sobre la causa, expone
sus consideraciones y conclusiones acerca de los hechos que son objeto de pericia
y, si es necesario, deberá ratificarlo en el acto de juicio oral.
La labor
pericial psicológica consiste en proporcionar al proceso judicial, aceptación
universal, técnicas diagnósticas y el conocimiento científico que permita una
valoración totalmente objetiva de la conducta humana, desde la ciencia.
En la
actualidad, la Psicología Criminológica estudia a los delincuentes desde varias
perspectivas. Se estudian sus procesos cognitivos, es decir, los patrones de
pensamiento (razonamiento moral, distorsiones cognitivas, minimización, o
racionalización ante el delito). Se analiza el papel de la biología en la
conducta, investigando la relación entre lo genético y el comportamiento
criminal, así como el papel del cerebro como regulador de las emociones y
conductas. Y finalmente, se analizan las carreras delictivas de los
delincuentes para determinar los factores de riesgo que les precipitan hacia
una trayectoria antisocial y los factores de protección que parecen aislarles
del delito.
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